No suelo desayunar. Sé que es malo y todo esto blablabla, pero sinceramente, no tengo tiempo por las circunstancias en las que me hallo.
Esta mañana, mientras leía y escribía, un increíble olor llegó desde la cocina. A desayuno. A preparar café y tostadas, como antaño. Sábado de lujo.
Ana estaba con su delantal musical puesto, y su sonrisa.
¿Cuánto tiempo había estado yo sin fijarme en su sonrisa? Ana me alegró el día, y me temo que no va a ser el último. Tengo que fijarme más en ella.
Tengo que fijarme más, así, en general. Se me han escapado muchas cosas de la vida diaria. Andarme con más ojo.
1 comentario:
Mi sonrisa no está precisamente ahora como para que te fijes, pero bueno...
Me enorgullece ver escrito mi nombre en lugares como estos.
Puedes contar tranquilamente a los cuatro vientos tu tan famosa cita: No envidies mi éxito si no conoces mi sacrificio, te va como anillo al dedo ;) Gracias y gracias jieno!
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