lunes, 22 de febrero de 2010

El tiempo del alma

Aunque el día está nublado (y seguirán muchos más) el pronóstico general se equivoca. Se anuncian lluvias abundantes, aunque yo creo que todo se quedará en un ligero chirimiri puntual. Rugen los truenos del recuerdo, los flashes de los rayos nos evocan imágenes que permanecen en nuestra retina, y el cielo gris anuncia el peor de los augurios.

Pero, querid@s, corren vientos de cambio, y el sol, aunque ligeramente oculto, está presente para recordarnos que siempre va a estar allí para darnos todo su calor y tratar de facilitarnos el camino con su luz. Cada vez llueve menos por culpa del cambio climático de la experiencia y la fuerza, de modo que no tenemos de qué asustarnos.

Gracias a los soles que me calientan en estos días de lluvia.