Supongo que su escena donde los chicos cogen las bicis y lo pasean con furia por toda la ciudad solventando enemigos me marcó, como al final pedalean con intensidad, y justo en el momento cumbre E.T. los lanza al cielo.

Supongo, igualmente, que por eso cuando, yendo en bici, empezó a sonar esta canción pensé en ver el vídeo al llegar a casa. Y encontré una gratísima sorpresa que no puedo dejar de ver a menudo. Es uno de los vídeos de mi vida, con diferencia.
Yo quiero ser el de la cresta en la cabeza, vestido de colores y con la bici guapísima supergrande (la imagen del 1:28 es impresionante). Yo quería haber participado en este video, o mejor aún, quiero reunir a colegas para poder grabar uno nosotros. Qué envidia más insana.