Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que ella es la rosa a la que he regado. Puesto que ella es la rosa a quien puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con un biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas ).
Puesto que ella es la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.
El principito, de Antoine de Saint-Exupéry