viernes, 21 de enero de 2011

Gata feroz


Después de tanto tiempo, y con un par de copas encima, decidiste llevarme a tu cama de nuevo.

Me gustó tu cara sorprendida. Me gustó como me abrazaste. Como me tocaste los brazos, como me acariciaste la cintura.

Finalmente, me gustó como me arañaste. Exactamente igual que una gata defendiendo lo suyo.