Y mira que en el vídeo hay flojas (especial atención y parecido a la niña de la camisa y los pantaloncitos cortos). Pero es que Régine se las come vivas. Con sus gestos, su sonrisa, su cuerpo rollizo, sus movimientos mecánicos.
Los auriculares, sus vestidos y guantes raros (¡ese vestido de cartón!), la sonrisa que le pone a las palabras fuertes al cantar. Ese 3:21, ese 4:18, ese 4:49. Ese magnífico cruce de imágenes y música hipersensorial en el 3:34.
Cada vez soy más de enamorarme de pequeños gestos ajenos a la mirada insulsa.
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