La Persona Más Tranquila del Universo es un ser feliz, y, por tanto, hace feliz a los demás. No se despega de su sonrisa, siempre tiene una buena palabra o un chiste, siempre tiene un abrazo que ofrecer, que te hinche el alma hasta límites cósmicos.
La Persona Más Tranquila del Universo me narró esta semana una muy mala noticia: le habían diagnosticado a un familiar cercano un cáncer.
La Persona Más Tranquila del Universo me enseña cómo te cambia los planteamientos una sentencia que apenas dura tan solo unos segundos. Cómo tus deseos estallan, tus nervios se crispan, cómo tus prioridades se reordenan, como ya no tienes ganas de correr, como aprietas cada abrazo como si fuese el último, como ahora cualquier problema que parecía ser el más grave del mundo se convierte en una nimiedad.
La semana que viene voy a hacerme un TAC debido a mis recientes mareos y bajadas de tensión, cuasi desmayos. A lo mejor no me queda mucho, ¿quién sabe? Nada es eterno, ni lo serán estas circunstancias. No hay que perder más tiempo en pamplinas.
viernes, 4 de diciembre de 2009
El ecolocal informa sobre la navidad
Diciembre... un mes familiar, un mes en el que echamos de menos, en el que visitamos amig@s, viajamos y/o recibimos visitas, preparamos sabrosas comidas, derrochamos amor y melancolía. En diciembre pensamos en que se acaba el año y en la navidad, pensamos en personas y en las cosas que les queremos regalar. Con este pensamiento salimos de paseo, llenamos las calles del centro y entre escaparate y escaparate olemos las castañas asadas del puesto ambulante.
Metemos la mano en el bolsillo porque nos apetece un cartuchillo... volvemos a casa sin nada en las manos pero con una gran sonrisa y el pleno convencimiento de que en estas fechas tan entrañables, consumIr no es una necesidad.
ConsumAr sí.
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