De la película Escondidos en Brujas hay poco que argumentar. Al verla supuse que el director era belga, de la ciudad, concretamente, porque la película no deja de ser una publicidad constante de esta (preciosa) ciudad (doy fe). Todo a mayor nivel de detalle, sale hasta el perro asomado a la ventana de al lado del canal.
Pero no, resulta que Martin McDonagh no es belga, es inglés, e investigando un poco sobre él, resulta uno de los realizadores más controvertidos de los últimos tiempos. Podéis leer en la Wikipedia sobre lo violento y grotesco de su obra.
Una joya, vamos. Aún así, el cuerpo me pide ver algo más, ¿alguien tiene para dejarme?
En la película ya se refleja algo de todo esto. Eso sin mencionar al señor Colin Farell, que definitivamente se consagra como un malísimo actor.