sábado, 29 de septiembre de 2012

En tu espalda quiero meter un andamio


En tu espalda quiero meter un andamio
Echar el cemento
Tu cuello como la columna griega
Y los brazos formando las ventanas

En tu espalda quiero construir mi casa
Y solo bastará sentarse en la acera
Para poder hacerte  lo que más te gusta…



miércoles, 26 de septiembre de 2012

Otoño 2012

Se fueron los días de verano, de la escapada semanal a las playas desnudas, de las siestas vespertinas y los jaleos noctámbulos. Aplicando lo de no hay bien que por bien no venga, recién ha aterrizado el otoño, la estación magnífica, y todo lo que ello conlleva: me encanta mantener mis manías y rituales.


-Tés, de todo tipo, a media mañana, tras almorzar, en la Cacharrería.

- Incienso, una vez al día. Recién comprado de Vietnam, dota a la habitación de un aroma único, mezcla de papel usado, canela, pelos de Viejuno y pensamientos impuros.

- Idas semanales a Venecia, redescubriendo nuevos locales.

- Cenas en casa, con Billie, con Nina, con Eli Paperboy, con Keb’Mo’ y demás bluseros y jazzeros que ayudan a la preparación. Cine en V.O. tras los suculentos manjares arropados por el calor de la lumbre y el ronroneo de Vieju en las pantorrillas.









- El abrigo que sientes al ponerte una manga larga y salir a la calle bajo el cielo gris.

- Pasear por el centro, deteniéndote en lugares nuevos, observando lo que acontece. Buscar tu mano.

- Echar los euromillones una vez a la semana buscando una suerte completa.

- Comprar plantas, regalar libros, prestar música.

- Volver a escribir.

- Ser feliz. Hacer feliz.

Y hoy ha empezado por fin a llover. Es hora de mojar los pensamientos y limpiar las pamplinas del alma. Es hora de alimentar lo que realmente importa.