Hoy quisiera ser Machado
para hablar de tus ráfagas de viento
sin que me tiemble la voz
ni el aliento.
Hoy revivo lo pasado
en rojas tardes de verano, y siento
mil corceles en el gesto polvoriento
con trotar acompasado.
Hoy duermo atada a tu pelo,
y se escapan por mi boca en retirada
siete sombras como un trueno
retumbando tu mirada
en blanco océano y cielo sereno.
Hoy te quiero más que a nada.