sábado, 18 de julio de 2009

20 latidos de amor nostálgico

Ayer hice de nuevo, por fin, cuánto tiempo, una locura por amor.

El miércoles echaron Los girasoles ciegos en el cine de la Diputación, y claro, ¡la compañía de una chica siempre se agradece! Estuvimos charlando gran parte de la noche, la película no era lo más importante. La acompañé a casa, y antes de despedirme, le dije que había sido una noche increíble.

Al llegar a casa no podía dejar de pensar en ella. Y tampoco en su última frase: “El lunes empiezo a trabajar en Madrid. Me voy el viernes”. Como estaba insomne (como de costumbre), se me ocurrió una cosa: me puse a fotocopiar las entradas del cine, y le escribí unas breves letras donde le decía grosso modo que era una pena no haber conocido más lo estupenda chica que era.

El viernes, al salir del trabajo, y después de hacer 20 copias de dicho folio, exacto número de latidos que tenía yo por segundo, me dirigí a la zona donde vive, fiso en mano, tijeras en ristre, y empapelé la calle entera con todo el amor que me cabía en el pecho.

Sé que sonrió cuando lo vio, estoy seguro. Ahora no dejo de mirar las antenas: solo espero que el móvil empiece a sonar…



Todo esto me lo contó Mogli ayer. Y yo no puedo sentir sino envidia y nostalgia.