lunes, 19 de marzo de 2012

Smooth criminal

- Qué suave eres - me dijiste, con esos ojos bonitos, muy guapa y sensual, mientras me acariciabas de arriba abajo, descansando todo el peso de tus manos trabajadoras, especialmente en mi larga espalda. - Eres muy suave.

- Lavado con Perlán - bromeé como respuesta. - ¿Te gusta? - Sonreí.

No sé si no te hizo ni pizca de gracia, si te molestaba la extrema suavidad de mi lomo o si querías marcar el terreno como la loba de la manada. Las uñas clavadas a fuego fueron toda la respuesta que tuve mientras hacíamos el amor y de esa manera te aferrabas a nuestra última noche juntos.



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