domingo, 6 de marzo de 2016

Miradas que lo dicen todo



A veces, cuando se baja del coche mirando cómo se dirige hacia el portal por la ventanilla del copiloto pienso: ¡Ahí va el amor de mi vida!
Sin saber por qué, y después de tanto tiempo juntos, me invade una sensación que ocupa todo mi ser y que genera ese cosquilleo olvidado que, a veces, produce la rutina y la familiaridad de la convivencia.Es entonces cuando me doy cuenta de lo importante de retener ese pequeño instante y me quedo allí parado, contemplando cómo se aleja, cómo se coloca la blusa o, simplemente, cómo rebusca en su enorme bolso las llaves que nunca encuentra.
En ese diminuto momento se da la vuelta y me mira como diciendo ¿pero, qué haces ahí parado? y yo, mirándola sonriendo, intento que lea mis labios para recordarle que ella es el amor de mi vida, con la frase que sólo ella y yo compartimos. Arranco el coche y al mirar por el retrovisor encuentro sus ojos mirando y presiento felizmente que ella se encuentra disfrutando de ese mismo instante.

Carmen Molina Sújar

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