INGREDIENTE 1: Pan de molde con ligeros matices de piel y plástico. Tamaño adecuado.
INGREDIENTE 2: Delicioso relleno dispuesto a ser degustado. (¡Menuda porte!)
La combinación de estos dos sabores puede llegar a resultar exquisita si se cumplen las siguientes condiciones:
- Hay que coger el "relleno" e ir doblándolo de tal modo que no salga por los límites del pan. Para ello vamos a ir doblando cada uno de sus extremos hacia un lado y hacia otro para que pueda colocarse cómodamente. Este proceso es laborioso, dado que el "relleno" es un ingrediente que a veces no resulta demasiado flexible y manejable.
- Si esto no se logra, una cosa que está totalmente prohibida es cortar los extremos, dado que se perderían los jugos y el "relleno" perdería su sabor. Si sucediera esto, es mejor someter al "relleno" a continuas sesiones de estiramientos para que logre la flexibilidad adecuada.
- Si se le quiere suavizar un poco la textura, puede untarse un poco de mantequilla en las caras internas del pan o bien directamente sobre el "relleno".
- Cerramos con mucho cuidado el sándwich. Este pan es un tanto especial, puesto que se unen los límites de las rebanadas entre sí para evitar que el "relleno" pierda aroma y sabor.
- No es aconsejable aderezar el "relleno" con especias como la pimienta, ya que puede provocar convulsiones del tipo estornudos que no resultan del todo agradable.
- Si después de tanto doblar el "relleno" no se consiguiese cerrar el sándwich debidamente, es probable que aparezcan contusiones. Para eliminarlas, es necesario masajear con sumo cuidado todo el "relleno" para ablandarlo, exceptuando en determinadas partes que, dada su extrema sensibilidad podrían ponerse duras. Si esto ocurriese, someter al "relleno" a una ducha fría.
Otros usos: Si no gusta el sándwich viajero, siempre se puede hacer una sopa de tortuga.