jueves, 31 de mayo de 2012

Agradecido

Y llegas a una edad en la que te planteas que lo que eres, se lo debes a personas que te han ido marcando la vida, las directrices, las cicatrices, las pautas para encontrar la felicidad. A todos estos, y a los que seguro que me dejo atrás, multitud de gracias.

  • Al lechero, por no dejar de contarme el cuento una y otra vez. Por permitirme soñar, romper en añicos la jarra y darme dinero para que me compre otra.
  •  A Lost in Translation, por enseñarme la soledad de la lejanía. Por enseñarme que en cualquier sitio hay una historia bella y una persona maravillosa por descubrir.
  • A la estrella, cuando le dijo al valle que quien era aquel tío que le estaba alegrando la noche y que le encantaba.
  • A Bele y melli en la biblioteca, cuando yo iba camino de aflamencar el edén, cuando hablaron de lo bonito que era tener alguien que preparaba un montón de planes a cada cual más loco.
  • A las noches de sábado de cine en la 2 bajo la luz que proyectaba la tele sobre aquellas 3 sillas.
  • A Puyol, porque aprendí que la excesiva cercanía y el roce a 5 centímetros pueden ser desagradables.
  • A mi padre, por obligarme a aprenderme aquel álbum de fotos de 109 animales con 3 años.
  • A la Piquer, cuando me recordó todo lo que me importaba aquella gente en aquel sitio.
  • Al negro fuerte y sus bailes y sus cantos alegres de no hay mañana. Su energía.
  • A Mogwai, por hacerme ver que 2 rights make 1 wrong, y que lo importante es sentir y sumar.
  • Al indio, por las noches que hemos descubierto juntos, la falta de alcohol y la ebriedad. Por su sonrisa perenne en la cara.
  • A Vicky, a Cristina y a Barcelona.
  • Al Edén, porque cometió el error de enseñarme a mirar a los ojos, y construyó mi mirada letal. Y al final creó el monstruo.
  • A Perrine, cuando me miró de aquella forma cuando yo necesitaba que me mirasen así, y me dijo que me comprase aquellas gafas.
  • A Sawyer, por saber marcar las distancias de esa forma, mirar de esa forma, pelearse de esa forma, responder de esa forma.
  • A la expanadera, por aquella insistencia en que se me notaba a la legua que era demasiado listo, quizá más de la cuenta.
  • A Miguel Bosé, por mantenerse alejado de aquellas mujeres.
  • A snak, por esas miradas de suficiencia, por ese colmillo sobre el labio, por ese porte, por su soledad y por su apariencia de todo me da igual detrás de un alma de perro dolido.
  • A Polonia, por escribir en mi honor un manual para los raros, y por ser la mayor fan del mundo de la película Una mente preciosa.
  • A winnie de pooh, la peluquera y mi rubia, por aquella tarde de la piscina del pueblo, porque las comparaciones no siempre son tan odiosas como los faltos de autoestima dicen.
  • A la cara de sueño que tenía mi madre aquellos días infinitos a las 7 de la mañana mientras ponía en marcha el fuego de otras 7 personas en una casa repartiendo el suyo sin quejarse lo más mínimo.
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