No es que fuese mal, es que directamente no iba. Tras los meses del principio, en que todo (evidentemente) iba perfecto y creía que eras la persona con la que pasaría el resto de mi vida, meses en los que pensaba que por qué no habías llegado antes, aquello, dejó de ir.
Intentaba salvarlo por todos los medios, inmerso en la ignorancia, ajeno al concepto de que eras tú quien tenías que poner de tu parte y no yo. Pero tus ojos guatemaltecos me podían, y yo no quería dejar de mirarlos cada noche antes de dormir.
Así que a medida que se acercaban estas fechas tan señaladas, compré dos entradas para un concierto de un grupo que ni conocía. Pero solo me apetecía bailar toda la noche contigo. ¿Quiénes serían estos John Butler Trío?
Resultó ser un conciertazo. Encontré un tema de los que me perseguirán a lo largo de mi vida. Lo pasamos genial. Y, poco después, terminamos. Te fuiste nadando a mariposa.
Aquí sigo, preguntándome por qué hay llamas que ni el océano puede apagar.
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