martes, 16 de marzo de 2010

Dignos de lástima, Heinrich Heine.

Bien veo la mofa que en tus labios juega, y el brillo insolente de tus ojos, y el orgullo que hincha tu seno y, sin embargo, digo: Tan digna eres de lástima como yo. Un sufrimiento invisible te hace palpitar los labios, una lágrima oculta empaña el brillo de tus ojos, una llaga secreta te va royendo el seno orgulloso; amor mío, dignos de lástima hemos de ser los dos.