Su jugada ganadora: sus increíbles piernas pequeñas bajo los vestidos de gasa.
La sota de bastos reparte palos a diestro y siniestro. Se enfunda el traje de ocupación, y no tiene piedad en quebrar planes y evitar encuentros. Le cuesta hablar, se esconde bajo los textos pensados de las comunicaciones virtuales.
Su jugada perdedora: que, después de taaanto tiempo ya, no haya hecho absolutamente nada por citarse con el rey. No haya puesto nada de su parte.
La sota de bastos es distante, y, en los comienzos, eso es signo de un atractivo superior; con el tiempo la sota ha ganado aburrimiento y adolescencia. La sota de bastos tiene una mirada perdida de lo más turbadora. La sota de bastos podría enamorar, pero no lo hace.
Su canción: Passion Pit – Sleepyhead
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