Cuando vi por primera vez The fountain, de Darren Aronofsky (traducida en España como La fuente de la vida) apenas pude apreciar todos los detalles. Película atípica dónde las haya (siendo de dicho director qué se podría esperar..), rara, rarísima, mágica en ocasiones y delirante en otras, aunque con una banda sonora de lujo, como no, de su fiel colaborador, Clint Mansell.
Hugh Jackman y Rachel Weisz viven una historia de amor y muerte salpimentada de paisajes bucólicos y personajes oníricos. Por más cursi que suene, esto es así. La película hay que verla, pero a modo de introducción, dejo este vídeo, en el que describe, de forma magnífica, y a través de tres diferentes espectros sonoros (quitando el desenlace) como se desarrolla la tragedia. El momento cumbre, a mi juicio, cuando entra la sinfonía de fondo, minuto 7:37. la orquestación es para que se te erice todo.
Y para pensar, la frase del protagonista en el 6:30
Death is a disease, it’s like any other, and there’s a cure..a cure.. and I will find it.
Y si Hugh Jackman lo dice, va a misa.
Son 8 minutos y medio, pero merece, y tanto, la pena.