No suele apasionarme R.E.M. más allá del Shiny Happy People (hay gente muy brillante por descubrir a diario) y el Losing my religion (solo cuando se ha perdido todo, se es libre para actuar). El imitation of life es un buen tema. Es un buen slogan, al menos.
Imitamos vidas, o trozos de vida. Copiamos. Nos quedamos con partes que nos gustan de ciertas personas o experiencias, y eliminamos las supérfluas o innecesarias. Las dolorosas. Las que olvidaremos, y las que, por tanto, nunca pasaron a fin de cuentas.
Me gusta imitarte. Copio y pego trocitos de ti. Decoro mi vida con el menaje de tu persona. Me compro unas sábanas negras como las tuyas para que me acaricien por la noche. Lleno mi estantería de libros y me transporto a paisajes oníricos donde soy feliz. Tiro la cama al suelo como haces tú. Me pongo un espejo en el cuarto para atravesarlo de miradas.
Me echo fotos que siempre quise echarte a ti. Me imito a mí mismo.