- Me lo he pasado genial. Hacía tiempo que no me sentía tan a gusto. Me encantaría quedarme a dormir – dijo.
- Hazlo. ¿Qué te lo impide? ¿O quizá debería decir quién? (risas)
- No seas imbécil. Nadie, por supuesto. Soy yo misma. Me da miedo despertarme mañana y no saber qué hacer, qué pensar. ¿Es que tú no tienes miedo? Creo que es mejor que recoja y me vaya.
- Haz lo que quieras. Ese es tu problema: piensas tanto en el mañana que eres incapaz de disfrutar del hoy.