Esta semana pasada ha sido una semana cultureta. Al margen del cine y de los libros, había que tener un añadido de música. Mucho mejor en vivo, siempre.
El miércoles anduve en un concierto de Jazz en El perro andaluz con un@s amig@s. Allí me encontré con otr@s, y al final el concierto resultó ser lo de menos, aquello estaba atestado de viej@s telecos (siempre estamos la misma chusma por todos lados), y me pasé la noche de un lado para otro, aunque me quedé un buen rato con el crack de J., y unas amigas rubias líquidas que nos pusieron los ojos como se aprecia. Aunque luego acabé con Jass (y compañía) en el mítico, y no siempre abierto, Urbano.
La noche siguiente, el jueves, no desmereció la anterior. Se esperaba un conciertazo de Au Revoir Simone en un escenario sin parangón, el monasterio de la Cartuja, y desde luego que no decepcionaron.
Tres chicas con tres pedazos de bichos (sintetizadores a mansalva) dándolo todo; no había acabado una canción cuando ya estaba Heather empezando la otra. La morenita tímida, la rubia sofisticada, y la castaña chalada (estaba de la chota, de verdad), muy bien aliñaditas ellas. Las tres eran unas pedazos de artistas, y tenían al público encandilado. Y las voces se complementaban estupendamente. Cada uno iba haciendo su encuesta sobre cuál le gustaba más.
Coincidí también con compañeros que hacía años que no veía, gente del trabajo (incluso estuvo a punto de venir mi jefe), pero al final acabé la noche con J. de nuevo, hablando de grupos de música y proyectos futuros.
Y esta semana más. El miércoles Bishop Allen y el jueves The Wedding Present. Anímense.