Aquel pintor tan pobre y barbilampiño no sólo llevaba pintado un fino bigote sobre su labio superior; también sus calcetines, que higiénicamente cambiaba cada día de color, eran pintados. Y la mujer con la que dormía estaba pintada sobre la sábana.
Las apariencias del pintor - Ángel Guache
1 comentario:
Lo de indicar el autor es tan bonito!
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