Recuerdo cosas.
Recuerdo que me gustaba hablar por teléfono a media noche con otros  gatos.
Recuerdo que me gustaba que me sacaran los viernes del Pais de los  Sueños. Recuerdo el calor de la ducha y la luz de media tarde de la  ventana de aquel baño. Recuerdo lo bien que sabía el primer café del fin  de semana. Recuerdo que me gustaba perder el tiempo, sin saber todavía que a eso  le llaman perder el tiempo.
Recuerdo que me gustaban los atajos, los callejones y acompañar a otros  como yo por sus senderos recién abiertos. Recuerdo que era de gustos barrocos, aunque creía ser de clásicos. Ahora  por lo menos me doy cuenta, aunque no siempre lo reconozca (y pasé de  Pericles a Julio César).
Recuerdo que no sabía como era, y que me importaba poco... aunque no  pensara en otra cosa.
Recuerdo que quería escribir, y que podía meter mi vida en un cajón y  comenzar una nueva siempre que quisiera (tremendo superpoder, ahora que  lo pienso).
No recuerdo que quería ser noctámbula (aunque al parecer lo repetía  constantemente)... eso sí lo conseguí.
Ahora me gustaría recordarlo todo, la Nada amenaza mi Reino de  Fantasia... y no sé cuando empezó.
Urge iniciar el inventario de las pérdidas... y localizar con urgencia  al Niño de Todos.

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