Voy silenciosa hasta ti, me fijo en tu figura al trasluz, ajeno a todo. Me acerco, y te abrazo por la espalda, genial excusa para poder así recorrer tu torso, acariciándolo despacio. Mis manos, firmes, te empujan hacia mí; te balanceas un poco hacia atrás, contra mi pecho desnudo choca tu larga espalda. Empiezo a recorrer con mis labios cada milímetro de ella.Noto como se me erizan los pezones en ese preciso momento.
Una vez sometido a mis encantos te guío hacia la cama para por fin desprenderte de ese pantalón de pijama, yo hace tiempo que estoy desnuda. En el reflejo del espejo no te hacen falta, querido.
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