Leyendo El Ladrío, revista accesible desde El coloquio de los perros, he encontrado una pequeña joya. Si Carmen Molina Sújar llega a leer esto, simplemente decirle que me gusta mucho el texto, y que siga escribiendo.
A veces, cuando se baja del coche mirando cómo se dirige hacia el portal por la ventanilla del copiloto pienso: ¡Ahí va el amor de mi vida!
Sin saber por qué, y después de tanto tiempo juntos, me invade una sensación que ocupa todo
mi ser y que genera ese cosquilleo olvidado que, a veces, produce la rutina y la familiaridad de la
convivencia.
Es entonces cuando me doy cuenta de lo importante de retener ese pequeño instante y me
quedo allí parado, contemplando cómo se aleja, cómo se coloca la blusa o, simplemente, cómo
rebusca en su enorme bolso las llaves que nunca encuentra.
En ese diminuto momento se da la vuelta y me mira como diciendo ¿pero, qué haces ahí parado?
y yo, mirándola sonriendo, intento que lea mis labios para recordarle que ella es el amor de mi
vida, con la frase que sólo ella y yo compartimos.
Arranco el coche y al mirar por el retrovisor encuentro sus ojos mirando y presiento felizmente
que ella se encuentra disfrutando de ese mismo instante.
¿Tenéis una frase secreta?
2 comentarios:
cierto, es muy muy bueno.
la web perruna está caída por problemas informáticos que confiamos se resuelvan mañana o pasado.
un saludazo gordo!
Buenas noches Señor Ríder,
Más de cuatro años después acabo de leer su comentario sobre mi pequeño escrito en el Ladrío. Me ha sorprendido gratamente y le agradezco su reseña y alusión, que veo que también comparte el ciudadano mane.
Las casualidades de la vida y la realización de un curso de Comunity Manager que me ha obligado a buscar mi identidad digital han hecho posible que lo haya encontrado.
Hoy ha sido un día difícil en el trabajo, pero gracias a usted esta noche ya dispongo de una sonrisa que espero se prolongue por mucho tiempo
Me alegro que le gustara en su momento
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