domingo, 29 de enero de 2012

Distancias inadecuadas

Hectómetro, milla, pulgadas,…

Te mido. En unidades de longitud distintas a la base. Pero sin regla. Te mido en base a las sonrisas que me salen a tu lado. A la extroversión que experimento. Al índice de confiabilidad. A la credibilidad que me causas, y que me provocas.

No es fácil medir personas, aunque creo que aprendí a hacerlo. Normalmente tengo un patrón estándar y, por mi timidez oculta, no dejo que nadie se acerque más allá de la distancia idónea. Cada uno ocupamos una distancia en mi espacio difícil de sobrepasar. Cuando te intentas acercar más, me echo para atrás sin que te des cuenta. Salta el escudo. Pongo la barrera. Siempre ha sido así. ¿Cobardía? A quién le importa. Sucede.

Con ella no es así. A ella la dejo que entre y salga a su antojo. Y es dañino. Que me viole los centímetros, que raspe las reglas de madera y se coma un trozo. Que luego lo escupa si quiere. Es la dueña de mi distancia, y soy incapaz de pararla.

Mi Musa el otro día me lo dejó más que claro con sus sabias palabras, con su visita sorpresa a la ciudad del azahar, con su vestido de campanilla para domar a mi Peter Pan eterno, con los consejos que no pido y que tanto bien me hacen. Me constató que ella me gobierna, que a ella le abro de par en par la antesala de mi invulnerabilidad. Y pierdo no solo los papeles, me roba todo: abre los cajones, exaspera a mi gato, tira al suelo mi biblioteca, se fuma mi tabaco, se pone de pie en mi cama. Le doy la mano y me coge el brazo, la distancia se comprime, implosionan los cuerpos.

Ella. Maldita ella. Mi ella. Mi mitad imperfecta.

Gracias, Musa. Gracias por saber medir, y enseñarme a medirla, a medirme. Pero qué difícil es mantener la distancia adecuada.



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sábado, 28 de enero de 2012

Goodbye my lover

De repente te miro y no te reconozco. Al otro lado de este café solo veo unos labios rojos demasiado intensos. Solo veo unos ojos distintos bastante cansados. Solo veo un pelo muy apagado.

Veo una niña que adoraba, y que ahora se ha consumido en cenizas de tanto vivir deprisa. O de querer vivir deprisa, mejor dicho.

Imagino tras tu mirada de niña buena una vida mejor. No es conmigo. Niño malo que no quiere aceptar tus tonterías de niña mimada.

Te echaré de menos. Nos vemos en el siguiente capítulo. Esta historia ya me cansó.


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miércoles, 25 de enero de 2012

Tres ¿son multitud?


"Lo que ocurra en un trío, no sale fuera de esa habitación, ni de esa noche".
En un chat



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martes, 3 de enero de 2012

Looking and waiting for Iris

Al empezar el 2010 de una forma horrible y terminar siendo el mejor año de mi vida, contra todo pronóstico, supe que no iba a poder superarlo nunca como concepto.

Pero llegó el 2011. Y tras idas y venidas físicas y mentales, tras varios cientos de km a las espaldas en 9 países, tras una montaña rusa de emociones sensoriales de las cuales la mayoría me hicieron mucha mella, tras un verano playero que fue el latigazo que necesitaba la fiera (¡qué descubrimiento!), tras una serie de personas que conocí y que son inigualables y otras muchas que se quisieron escapar y que apenas echaré de menos, también terminó. Y superó de lejos al 2010, otra de mis equivocaciones incorregibles.


2012 sé que va a ser el año de la calma, del sosiego. He coronado un par de cúspides y me empiezo a aburrir de la montaña. Arranco el año con 3 proyectos ilusionantes y estoy seguro que al menos voy a finiquitar un par de ellos. 2012 es mi año, el año del reposo, de la tranquilidad, el orden y la estabilidad.


El arcoiris aparece en el cielo tras tiempo de tormenta.

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