Amnesia. No recordaba las cosas que le gustaban y las que no, después de tanto tiempo de ser mitad lo que otros querían que fuera, mitad lo que ella creía que tenía que ser.
A veces te acomodas y te odio, a veces enloqueces y te quiero.
Make love to me one more time before you go away. Why can’t you stay?
Venía tranquilamente conduciendo por la autovía con mi
coche gafado el domingo 23 de Noviembre de 2003, sobre las 21:27, a punto de
llegar a Sevilla, cuando en la curva de la Coca Loca / Pepsi, un poco antes del
aeropuerto, conforme iba girando, me encuentro con unos 3 o 4 coches con
intermitencias, y otros tantos mas con las luces de frenado a tope.
Empiezo a ponerme nervioso. Mientras piso el freno intento mirar si puedo
esquivar los coches, si puedo meterme por algún hueco, pero es materialmente
imposible. En los dos carriles de la autovía había tres coches, que alguien me
cuente como lo hago (mi coche gafado no tenía turbo boost, como el coche
fantástico, ni cápsula reducción Hai-Poi). Una vez comprobado que el frenado
parecía que no iba a ser suficiente, y dado que había llovido, noto como el
coche se resbala un poco.
La siguiente imagen que tengo es ya la del impacto en sí. Noto un porrazo, que
me muevo sin querer, mucho humo y cristales rotos. Aún no me lo creo, no puedo
creer que me haya estampado contra el de delante. Es todo ficción, como si no
te pasase a ti. Siento algo raro, indescriptible. Pero al menos siento, joder.
Estoy vivo. Ostias, ¿y Ro? Nena, háblame, ¿estás bien? Sí, me responde, me
tranquiliza. Salimos del coche a toda prisa sin ni siquiera mirar, ni siquiera
caer en que estás en una autovía, que vienen coches a todo trapo y que te
pueden llevar palante o pegarle al coche gafado y que este nos arrastre
irremisiblemente.
Llegamos a la cuneta mientras los demás coches implicados también son un
hervidero de ocupantes saliendo por la ventanilla a toda hostia. Supongo que
todos estábamos acojonados porque creíamos que aquello iba a ser un cirio de
buenas a primeras.
Luego ya te vas calmando, el coche se ha quedado como el acordeón de
María Jesús, pero al menos estoy bien. El pecho y la espalda duele, pero a esta
he sobrevivido. Dos horas esperando, tomando declaración, viendo
pelucones guapos, te llevan al quinto cipote, pierdes de vista lo poco que
queda de tu coche gafado, te recoge un taxi, llegas a casa a las 00:30 de la
noche. Y de ahí a urgencias, que jodan a los congelados, ya los meteré mas
tarde. Todo muy lento, todo muy rápido.
En urgencias nos miran, no hay na grave en primera estancia, mañana a
radiografías, tal y cual, pascual. Te duermes a las 2 de la noche como puedes. No
puedes.
Cuidaos mucho y cuidadín en carretera. Yo era también de los que creía que yo
nunca tendría un accidente, que controlaba y que podría parar el coche cuando y
como quisiera.
Viernes de desgana, como el resto de la semana. Dispuesto a no quedarme un día más en casa y volver a la realidad, con el último de mis alientos decido ir a hacer un poco de deporte.
Empiezo a combatir sin apetencia, demasiada gente, apesta a sudor, el calor es asfixiante. No ha sido buena idea ir ya que mi cabeza sigue lejos, todavía hundida; redundan aún esas palabras mortificantes. Han transcurrido ya dos canciones y nada, no consigo ubicarme. De repente, este siguiente tema suena estimulante, poco a poco empieza a subir la cadencia. Entonces sucede el definitivo golpe de efecto: observo realmente su intensidad, su fuerza, su energía y su sonrisa. Y ese preciso instante, como posesa, grita: vamooooooooooooooooooooooooosssssssssss! justo en el momento en que Blade empieza a repartir patadas en el estómago. Es única, insufla vida. De repente el caos se vuelve orden, todo el mundo al unísono oscila de un lado hacia otro en una rigurosa coreografía agresiva . Siento vibrar cada una de mis células, ¿es por la música o por ella? Salto, brinco, muevo los brazos, me desplazo a los lados con la sonrisa puesta, no me la quiero quitar. Esta niña me hace sentir vivo, me vuelvo a dar cuenta de tan terrible efecto. Es hora de aceptarlo. Me alegra el día.
…
No puedo dejar de mirarla. Esa energía desbordante, la ropa holgada, como le cae la camiseta desde un hombro, los movimientos seductores, cómo se aparta el pelo de la cara. Sus labios. ¡Esos labios! ¿Fue siempre así? ¿Dónde miraba yo antes que no la veía? Sigo bailando al ritmo que marca su cuerpo, la imito, me gusta cómo se mira en el espejo. Yo, en cambio, no miro el espejo, ésta vez no, el espejo me distorsiona sus formas suaves, prefiero mirarla de frente.
…
Termina la jornada y ella sale corriendo. A mis inquietos oídos llegan fortuitamente molestas noticias. El reverbero de su voz aún resuena en las paredes, rebotando hasta impactar en mis tímpanos. Esta desolación me pilla de sorpresa. Como una exhalación vuelvo a casa, rumbo a la ducha tibia. Y de nuevo labios rojos y más labios rojos. Me persiguen. ¿Con quién van a dormir esos labios rojos esta noche? Me siento un niño con una caja de Alpino en las manos, enfadado y pataleando porque no puedo jugar a mezclar esos colores con mis sábanas negras hasta que salga el sol.
Creo que me he enamorado de los labios rojos de Jane Joyd.
No me meteré donde no me llaman. Run, horse, far. Run, run, run,run…
disfrutar de verla es uno de los últimos placeres sencillos de este barrio. Si usted tuviera a bien compartir breve conversación en éste, su local, trataría de convencerla para que compartiera conmigo el resto de su vida.
Si accede a mi invitación, deje por favor coordenadas para nuestra cita en la pizarra de entrada.
Recientemente he tenido la suerte de reencontrarme con gente que me aporta grandes conversaciones, y que llevaba tiempo sin tratar. Me gustan las personas que se ocupan de los pequeños detalles, y te regalan pequeños objetos carentes de un alto precio, pero de un impresionante valor por todo lo que significa(n).
Gracias a todas esas personas que me obsequian eventualmente con partes de su vida, y que construyen la mía.
El peso del mundo se está rebalanceando. Algunas cosas ahora me pesan muchísimo más que otras.
…every little piece in your life will it mean something to someone?
El 6 de septiembre, en un añadido que se le ocurrió
de forma estupenda al Nocturama, apareció por los escenarios don Ramón,
camuflado de nuevo bajo el gran mote: The New Raemon. Más nuevo que nunca, nos
deleitó con un repertorio variado de sus mejores éxitos. Empezó solo, sin banda.
1 – Verdugo
Frío y calculador, una vez sentí su corazón.
2 – Te debo un baile
Voy a quitar todas estas zetas del sopor que te
infunden mis letras.
3 – Virginia
You smiled at us
floating high above the question like you knew something we didn't know.
Sus músicos empezaron a salir y a aparecer poco a poco. Cuando entró la banda entera, en el minuto 3:28, fue espectacular. Lástima que en el siguiente video no se aprecie.
4 – Tú, Garfunkel
Y ahora compartirmos noches,
con el primero que pasa, y abrazamos las cucharas, para ver si alguna encaja.
5 – La cafetera (magnífica esta canción)
Te has perdido cien domingos
Y empezó el showman. Literalmente, de la siguiente, dijo:
“ Ésta es la canción de amor más chunga que he compuesto… No se puede ser
heterosexual, te acaban destrozando”.
6 – Saben aquel que diu
Suenas
triste y olvidada, puede que
desencajada. La rutina asomada reaparece
en cada casa.
7 – Por tradición
No hay forma de enderezar nuestros defectos al fin y
al cabo no somos mas que un par de extraños..
Y empecé a fijarme en esta chiquilla, como no, malditos violines.
8-
Sucedáneos
La simpatía irracional que siempre sentí por ti a
grito pelao va tocando ya a su fin.
9 - Kill Raemon
Te haría entrar en razón, (sombría satisfacción).
10 - Algunas personas del valle
No hay pasado ni futuro, ni preguntas sin sentido. Supongamos
que me quieres y que sabes donde vivo.
11 – Lo bello y lo bestia
Me llevo por delante al personal que aún está por
llegar.
12 – Repartiendo el sombrero
Durante tanto tiempo repartiendo mi sombrero. Esta
vez no voy a hacerlo.
La canción más positiva que he escrito siempre.
13 – Soñar la muerte
Terrible espejo, danos un tiempo.
14 – Llenos de gracia
Todo se va a torcer si te vuelvo a ver.
Y se marchó, cuando todo el mundo sabía más que de
sobra que se había quedado con más ganas que nosotros. Así que volvió, a dar el
Bis. Argumentó que por contrato no podía tocar apenas temas de su nuevo disco:
Tinieblas, por fin (que entonces no había salido, ya sí), pero nos deleitó, de estrangis, con la mejor del mismo.
15 – Marathon man
En la casilla de salida gritábamos de risa.
16 – Mano izquierda
La procesión va por fuera y por dentro del bar,
17 – A las tantas (supernanas)
Lle vendaré los ojos, le limaré los dientes para que
duermas bien
Y amagó con irse de nuevo, pero es que estaba en su
salsa, y en tó su pompa. Así que unos silbiditos leves y un par de chillidos de
gorda de pueblo, y apareció de nuevo, Bis2 y último:
18 – Consciente hiperconsciente
Me han recomendado que me aleje de mí.
19 – La dimensión desconocida
Vamos a cambiar de rumbo
Qué tío más grande. Tengo las canciones, quien las
quiera, que pida.