miércoles, 21 de julio de 2010

The Temper Trap - Conditions (2009)

I need some rest. It's time.

These days I swim down river, tired and confused, not a piece of the soldier on Earth I used to be. I think all the time. At the beginning I admired your sweet disposition. Everything was almost perfect. Suddenly it all turned into a nightmare: maybe it was the love lost who made us fools. Now you are just a follower of the science of fear.

The resurrection is about to come. Turn off the fader, and then switch it on. This drum song is going to be legendary.

(más tonterías de éstas, aquí y aquí)


Y sí, ya hablé de este grupo hace tiempo. Pero es que el disco bien merece un post él solito, y es una pena que pasase inadvertido antes vuestras orejas salvajes.

The Temper Trap - Conditions (2009)

1. Love lost _ podium 2
2. Rest
3. Sweet disposition _ podium 1
4. Down river
5. Soldier on
6. Fader
7. Fools
8. Resurrection
9. Science of fear _ podium 3
10. Drum song

Noches de Atalanta

Quedar con Atalanta siempre me hace sonreir. Atalanta es una especie de musa que ordena mis ideas, replanifica mis asuntos, y centra mis decisiones. Me da ganas de escribir mucho más.

El modus operandi suele ser bastante estático y agradable. Con la primera cerveza repasamos la actualidad política (brevemente) dado nuestras dos posiciones importantes, para pasar rápidamente al tema sentimental, que discurre entre la segunda cerveza y el primer vino. Pedimos la cena y empezamos con la socialización, con los eventos culturales, con la gente que nos ronda en nuestro quehacer diario. Cae el segundo vino blanco, afrutado.

Normalmente a estas alturas cambiamos de escenario, saltamos del sitio de tapeo al de copas (ayer fue del Ambigú al Eureka). Por el camino rechazamos vicios del pasado, y proponemos hobbies futuros, la mayoría de los cuales son irrealizables.

Aposentamos nuestras posaderas prietas en sillas de diseño, pedimos una caipirinha, y sacamos al estrado al tema laboral. Talentia, funcionarios, extranjero, despliegues.. palabras mayores, el alcohol las ahoga.

Al final, de camino a casa, improvisamos un nuevo tema. En este caso, uno letal: el miedo a la muerte. Ambos dos reconocimos que en la oscuridad de la noche, pensando fríamente que algún día no estaremos sobre el planeta ni llevaremos esta vida intensa, nos llenamos de pavor, y gritamos, pidiendo clemencia.

Estos pasos, estos licores, son cíclicos; es un bucle que repetimos habitualmente. Ayer no fue menos, solo que con un matiz: no cenamos solos los dos. Muchos de nuestros fantasmas estaban a la mesa.