Mira por dónde, acababa de eliminar absolutamente a Nines de mi relato. Y, no sé por qué, se me antojaba una de las mentiras más miserables de mi vida. Sobre todo cuando, al acabar la historia, Carmen me abrazó y me dio un beso instantáneo en la boca (¡instantáneo, pero en la boca!) y me dijo:
¡Ay que salao es mi detective!...
Todos los detectives se llaman Flanagan, de Jaume Ribera y Andreu Martín
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