Salí sudando de la cama y me metí en la ducha a quitarme ese olor a deseo. Mientras, con el cigarro aún latiendo, pudriéndose en el cenicero de la mesilla de noche, oí que te marchabas con un portazo. Al volver al dormitorio encontré tus restos. Estos restos, pocos restos, los restos de un naufragio.
Suena: Bertrand Betsch - Pas de bras, pas de chocolat
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