lunes, 8 de febrero de 2010

Dulce disposición

Repetidas una y otra vez en mis oídos, vaivén armonioso. Resulta singular como dos exiguas palabras vomitadas por una preciosa boca, como un murmullo de tu voz de agua, que quizá merece otras suertes como maldecir y escupir amarillenta bilis, han tornado en una potente maza capaz de derribar todas las sensaciones que corren por mi delgada espina dorsal, mi muro de contención.