Qué manía. Cuando estoy fuera en un curso, siempre me surge otro curso en otro sitio para la vuelta. La semana del 27 dije que era intocable, que quería estar en Sevilla. Es curioso el destino, es la única que parece que voy a tener libre, a juzgar por el calendario que he hecho.
Este día 24, quería estar en Córdoba por motivos de sobra conocidos. He hecho más de un intento. Lo he perseguido todo lo que he podido y me han dejado. Horas extra, sonrisas forzadas, garganta ronca, hambre. Cualquier sacrificio merecería la pena por estar contigo el viernes noche. Disfrutar de ti. Era tu día.
Al final parece que querer no es poder. El adelanto del avión de vuelta denegado. Tendré que verte un día más tarde. ¿Esperarás?
Cabreo con la nada. Furia interna. Suputamadre; que no la mía.
2 comentarios:
Vuélvete ya, hombre: he escarmentado y prometo ser buena, no hace falta que te pongas así...
Desde la ultima vez que te vi han pasado bodas del siglo, extremidades defectuosas, nubes de humo, Sherlock Holmes, cocktails en el 230 de la 5a avenida, vidas enteras ante mis ojos... en resumen, tengo nuevos personajes y tramas en la teleserie de mi vida. Incluso tenemos un villano nuevo: el endocrino.
No digo más. El otoño promete.
Beso!
He tenido un bautizo, un amago de boda. Me ha tirado los tejos un uruguayo en el País Vasco, me he hecho 2000km en coche, he meado en Machu Picchu y he descubierto un par de tontísimas de cuidado.
Otoño llegó ayer y promete, sí.
Otra cosa es que yo esté en Sevilla para nuestras noches de voltear el mundo.
Publicar un comentario