Sudábamos a chorros, emitiendo lascivia por cada poro, nos apretábamos los cuerpos violentamente mientras nos mirábamos con esa mirada brillante.
Sudábamos, y nos alabábamos los cuerpos definidos, figuras estilizadas que bailaban al unísono horizontal. Nos arañábamos sendos tatuajes de furia incontrolable.
Sudábamos, y el espejo se empañaba, enderezando nuestras distorsionadas siluetas, ocultando sus ojos de los nuestros.
Sudábamos, jadeábamos cada vez con mayor frecuencia, la respiración entrecortada, los cuerpos rojos y calientes, los sentidos desbordados, los labios mordidos.
El olfato haciendo de las suyas.
Sudábamos mientras sonaba en mi ordenador la suave y cálida Lambchop – A hold of you, en un oxímoron magnífico.
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